Aparte de una evidente frustración entre las partes del Acuerdo de Paz, una ratificación de la división del país y la confirmación de la indiferencia de los votantes (teniendo en cuenta que solo el 38% de la población apta para votar participó en la decisión), los votos dejaron claro que Colombia es un país en el que las víctimas directas del conflicto han decidido perdonar a los responsables de su dolor, mientras quienes han visto la guerra solo a través de las noticias, guardan el “no se qué no se dónde” que dejó en un “jaque” de incertidumbre.
Pero ¿qué hay detrás de esto? ¿detrás de las 297 páginas organizadas en 6 puntos, las cuales trataron de ser explicadas con videos, audios, gráficas y aún así por gran parte de la población no fueron comprendidas? Queda el cansancio de un grupo que por cuatro años consecutivos buscó llegar a un común acuerdo, teniendo en cuenta que las bases de inicio eran completamente diferentes buscando aceptar, más que entender, las perspectivas con las que es vista el conflicto para así poder llegar a un punto igualitario. Todos ellos pusieron a su país por encima de sus vidas personas e intereses propios.
Al inicio de la jornada laboral de este lunes 3 de octubre, exactamente el día después de que se votara en el plebiscito por la paz, el jefe del equipo negociador del Gobierno en las conversaciones, Humberto de la Calle, puso su cargo a disposición del Presidente de la República. ¿Frustración, cansancio, desespero, insatisfacción? no hay una causa clara, pero lo que no es difícil reconocer es que una de las fichas clave para que se llegara hasta donde se está, quiere hacerse a un lado. “Los errores que hayamos cometido son de mi exclusiva responsabilidad”, dijo de la Calle en la corta declaración a los medios de Colombia.
¿Qué va a pasar? Nadie lo podría responder, en este punto solo el tiempo lo dirá, se espera que el grupo no se de por vencido sino que por el contrario, el fracaso del plebiscito les de razones para seguir trabajando en lo que insatisface al pueblo colombiano.