La casa del hombre de clase media, nacido en Austria, quien después se convirtió en uno de los personajes más reconocidos en el mundo, será derribada.
Tras años de disputas legales para decidir el futuro de la construcción que permanece vacía de objetos pero llena de recuerdos y que aún es el punto de encuentro de grupos neonazi, el Ministerio del Interior austriaco, anunció su demolición y la construcción de un lugar con fines gubernamentales u obras caritativas.
Adolf Hitler, nació y vivió sus primeros años de vida en la casa de tres pisos, esquinera amarilla de Austria, que frente a ella tiene una piedra en honor a la no repetición de lo sucedido que dice “por paz, libertad y democracia, fascismo nunca más, recuerdo de los millones de muertos”. Años después llegó a ocupar una importante posición política en Alemania que lo llevó a ser reconocido alrededor del mundo por la dictadura que ejerció y que protagonizó la dolorosa historia del holocausto nazi, un hecho inspirado por las influencias ideológicas que tuvo a una temprana edad en la que sintió una traición de los políticos judíos y demócratas hacia Alemania.
Hitler, tras abandonar la casa que ahora será derribada, se enfrentó a la vida en otras ciudades, experiencias que tuvieron altos en su carrera política y bajos en su vida personal como en 1908 cuando la depresión por el fallecimiento de su madre lo llevó a habitar, por tres meses, las calles de Vienna. Un hombre con una historia personal por muchos desconocida, pero recordado por su intransigente forma de hacer política, eso fue Hitler, quien en 20 años pasó de ser un solado voluntario a el máximo líder alemán y parte de una historia de nunca olvidar.
El proceso legal de expropiación de la casa ya inició, ahora quedará en manos del gobierno determinar los fines claros para los que este terreno será utilizado.