El estadounidense Michael Kors experimentó hoy con las texturas en su colección para el otoño 2016, mientras que Delpozo combinó romanticismo y oscura seducción en la penúltima jornada de la semana de la moda de Nueva York.
“Jeans” de los que brotan plumas de avestruz, chaquetas de visón decoloradas en azul bebé o vestidos metalizados compuestos por falda y “top” e hilados por tachuelas.
Kors no estaba dispuesto a aburrir y se ha puesto a experimentar con los tejidos y materiales. De la cachemira al denim. Todos han sufrido una vuelta de tuerca.
Más allá, referencias a los años sesenta, con abrigos camel y azul bebé con grandes botones y solapas “seventies”, estampados florales y cortes anchos. Y claro, bolsos de colores de “jelly beans”, el producto más vendido y conocido de la marca.
Por otro lado, fue el día de Delpozo, la última de las firmas españolas en mostrar sus trabajos en Nueva York.
Con su director creativo Josep Font a la cabeza, Delpozo presentó una colección para el otoño 2016 tan romántica como futurista con grandes volúmenes e intensa paleta de colores.
En una entrevista con MLM en el “backstage” del desfile, Font explicó que la inspiración partió de “dos referencias muy distintas”, por un lado “Metrópolis” de Fritz Lang (1927), la obra de arte del expresionismo alemán de ciencia ficción, y por otro los dibujos de la ilustradora digital Daria Petrilli.
Las piezas más futuristas tienen colores metálicos, tejidos de malla holográfica, bordado metálico, tules fijados térmicamente y terciopelos con dibujos de jacquard.
El romanticismo lo conforman colores pastel, estampados florales en bordados metálicos sobre guantes y bolsos pequeños y femeninos, elaborados manualmente en el atelier de Josep Font.
La contrariedad de luz y sombras de la colección queda muy clara en la paleta cromática, que va de tonos pastel hasta el amarillo más intenso pasando por el plata.
Mucho menos color y volumen para el próximo otoño fue la apuesta de Jason Wu para Boss Women, la línea de alta gama de Hugo Boss.
Los vestidos de caída sencilla, geometrías en los estampados y colores cálidos fueron una constante.
También gran presencia del color negro, que en invierno hace su agosto, especialmente en las grandes urbes.
Telas livianas y conjuntos por debajo de la rodilla son la sobria y minimalista propuesta de la firma.
Igualmente, este miércoles le tocó el turno a DKNY, en manos de Maxwell Osborne y Dao-Yi Chow, también responsables de la firma cada día más en boga Public School.
La propuesta, que nadie se atrevería a adjetivar como femenina, tuvo dos momentos.
El primero, más adolescente y urbano, con ombligos al aire, pantalones bombacho, “tops” de malla y monos de tirantes anchos.
Todo ello en negro, para no desentonar en medio de la gran ciudad.
La segunda, con mayor vocación de sofisticación, la compusieron vestidos camiseros en color vino y negro, asimétricos en la forma y el corte.
Como abrigo, Osborne y Chow idearon el alargamiento hasta media pierna de las bombers, una pieza sin la que no se puede entender esta última semana de la moda de Neuva York.
En conjunción con el espíritu rebelde de toda la colección, en la última vuelta resumen de los modelos, éstas cubrieron las distintas piezas con sudaderas con lemas como “Dazed kids New York”, “Don’t konck New York” y “Designer don’t know nothing yet”.
DKNY desde luego jugó no dejar a nadie indiferente.
Un segundo después de que los diseñadores salieran a saludar, llamó la atención la velocidad con la que salió del recinto la editora de Vogue en EE.UU., Anna Winthour.
Quizá tuviera otro evento en la otra punta de Manhattan. Pero pareció que temiera que alguien pudiera preguntarle qué le había parecido lo que acababa de ver.
Este jueves se terminará la semana de la moda con broche de oro: Marc Jacobs, Ralph Lauren Collection y Calvin Klein saldrán a la palestra.